Nadie me conto que la vida era fácil, tampoco me contaron que para vivirla debería dejar que me abofetearan cada día.
Nadie me conto que querer a una persona fuese tan difícil, cuando la otra persona no se deja querer, y a cambio te deja sin sustento para tus hijos, sin una palabra de mimo, sin un sueño para vivirlo.
Nadie me dijo que la vida no era para pasearla, ni para agradecer cada día la luz del sol, si cada noche llega a casa la pesadilla y la incertidumbre.
Nadie me dijo que por obligación tendria que vivir la vida al lado de mi verdugo, por eso, y para que no me pegue cada día, le pido que me mate esta noche, no será para mi difícil aceptarlo, pero si vivir cada día al lado del miedo que me paraliza y me hace desear lo que llegara hoy… la muerte.