Me quería tanto que lleno su vida de celos y mis miradas de dudas…
Quería hacer de mi vida un nido donde yo me sintiera calida, que nadie me viese, y el fuese mi guardián y mi verdugo.
Por entonces yo le quería, y pensaba que mi vida era el solamente, que nada había sin sus manos cogiendo las mías, y mis lagrimas regando mi vida diaria.
Y en verdad que a todo se acostumbra una, y dejas de mirar el horizonte quedándote en la cueva negra de un amor que no lo es.
Un día sale el sol de forma diferente y el morado desaparece para dar paso al amarillo, iluminando cada rincón de la casa, y se produce el cambio…