MALTRATADAS
Yo sé del sin vivir de las mujeres maltratadas, yo sé de sus miedos, de sus inseguridades, de no poder vivir el día a día, porque solo el golpe, los insultos, y a veces la muerte las espera.
Sé del ardor que tienen en su estomago cuando tiene que hablar con su maltratador, se del miedo que eso origina, se que piensan en morir cada día, se que les importa más el maltratador que a veces la muerte.
Siempre he notado el maltrato de lejos, no quise hablar con quien lo sufrían, no quería que se sintieran humilladas, no quise hablar de lo que ya me habían contando y ocultado ellas.
Supe de sus miserias mirando los ojos de sus hijos, de sus miedos, de sus llantos aun sin lágrimas, y supe como la madre aguantaba y callaba solo porque sus hijos tuviesen un hogar, si así se le puede decir.
Y las oí llorar en el borde la cama imaginaria, donde hacían años que no dormían, y donde esconderlo era el diario para no entristecer más a sus hijos.